BanchaLenguas
BanchaLenguas
Entrevistadora: Fernanda Espinosa (ella)
Entrevistades: Sabina Hinz-Foley Trejo (ella/elle),
miembro del colectivo y cofundadora de BanchaLenguas
y Yudith Azareth Nieto (ella/elle), miembro del colectivo.
Fragmentos destacados de la entrevista
Sabina y Yudith discuten el trabajo que implica construir un colectivo de justicia de lenguaje desde cero, sin ningún financiamiento semilla, y cómo disciernen hacia dónde ir a partir de aquí.
Sabina habla de la forma en la que BanchaLenguas se comunica con les clientes sobre los valores como la inclusión de género y el compromiso de responsabilizar a las personas de la comunidad por los daños ocasionados.
Yudith comenta cómo BanchaLenguas estructura sus tarifas con les clientes y sustenta así su extenso trabajo solidario.
Acerca del grupo
BanchaLenguas es un colectivo de trabajadores de la justicia de lenguaje que trabaja en español e inglés. Está radicado en Nueva Orleans, Luisiana, históricamente conocida como Bulbancha o “tierra de muchas lenguas” en choctaw. El colectivo multiracial es un vehículo para que sus miembros se apoyen entre sí, aboguen por sí mismes como trabajadores del lenguaje y practiquen la justicia lingüística dentro de comunidades organizativas locales en consonancia con sus valores. Si bien el grupo todavía está considerando la posibilidad de convertirse en una cooperativa propiedad de trabajadores, han permanecido un colectivo desde su fundación en 2017 para poder retener su autonomía y garantizar que cualquier cambio como entidad legal sea el resultado de un proceso intencional de discernimiento y reflexión. Sin embargo, en el estado de Luisiana, convertirse en una cooperativa no necesariamente refleja una distinción significativa con respecto a cualquier otro negocio.
En sus procesos y colaboraciones, el grupo se guía por el compromiso de moverse a la velocidad de la confianza y estar en relación correcta entre unes y otres, su trabajo y sus comunidades. (El concepto de relación correcta o “right relationship” en inglés hace referencia a la interconexión entre todas las cosas y, por ende, la necesidad de mantener relaciones recíprocas, solidarias, sostenibles, justas, etc. entre todes y todo). Les trabajadores de BanchaLenguas son multidisciplinares y más allá de su trabajo lingüístico son artistas, organizadores, trabajadores de la salud y doulas. Actualmente, la mayoría de les miembros tienen trabajos a medio tiempo o a tiempo completo fuera del colectivo, y su trabajo lingüístico es una extensión de otros trabajos de justicia social que llevan a cabo. Hay un flujo constante de asumir y delegar trabajos dentro del grupo, y los roles como el de la coordinación son rotativos para apoyar la sostenibilidad dentro del grupo y permitir que les miembros contribuyan de una variedad de maneras, según la capacidad de cada uno. Yudith, por ejemplo, tiene un trabajo de tiempo completo y capacidad limitada para la traducción y la interpretación, pero eso le permite cooperar y llenar vacíos cuando es necesario.
El grupo ha creado lo que Yudith describe como “círculos concéntricos en vez de escaleras o niveles” como forma de entender su relación a la membresía. Hay un nivel de membresía de “primes” que consiste en les colaboradores que están menos involucrades en los procesos internos de BanchaLenguas, pero el grupo aún está averiguando cómo balancear la aportación en mano de obra que realizan les miembros principales y les cofundadores.
El colectivo está trabajando con más y más organizaciones e institutos bien financiados, cuyas tasas de pago facilitan el trabajo solidario que hacen a nivel local. Durante la pandemia, les miembros se movilizaron como voluntaries para apoyar a una organización comunitaria en la distribución de comida culturalmente relevante a comunidades de inmigrantes. Dada la vulnerabilidad climática de Nueva Orleans durante la temporada de huracanes, BanchaLenguas también se ha enfrentado a la pregunta de qué significa responder a las necesidades emergentes de la comunidad y cómo incorporar eso a su proceso regular.
Cómo empezó
BanchaLenguas se formó a través de una serie de reuniones apasionadas que un grupo de amistades y trabajadores de la lengua realizaron en sus casas en 2017. Sabina recuerda que a menudo se difuminaban los límites entre lo que era una reunión social y el trabajo en torno al colectivo. La cena y los traguitos en casa de une amigue terminaban en la inmersión profunda en algún aspecto del trabajo lingüístico o el desarrollo del colectivo que probablemente debía haberse reservado para una reunión colectiva. El colectivo fue en parte una respuesta a la necesidad de un mayor poder colectivo como trabajadores de la lengua que trabajaban de manera individual como trabajadores autónomos y enfrentaban dificultades en términos de recibir un pago adecuado o que sus clientes respetaran sus derechos y sus tarifas.
Al principio, el grupo era multigénero, sin embargo, a medida que se necesitaba más trabajo para desarrollar el colectivo, las personas identificadas como femme o queer eran las que sostenían ese trabajo. Los miembros masculinos “solamente tomaban trabajos” y aunque a veces trataban de contribuir al desarrollo del colectivo, Sabina recuerda que a veces al hacerlo “generaban mucho retroceso”. Darse cuenta de esto también ayudó a definir su identidad como grupo que hasta ahora ha sido liderado por personas femme (aunque hay apertura para que esto cambie en el futuro).
Tanto Yudith como Sabina aportaron experiencias de trabajo previas con otros colectivos (Yudith trabajó con Antena Houston y el grupo de Somos Sur en Atlanta y Sabina cofundó el Colectivo de Justicia Lingüística de Tucson). Durante los primeros tiempos de BanchaLenguas, Yudith viajaba a menudo entre Atlanta, Texas y Nueva Orleans (entre otros lugares). Sin embargo, cuando Yudith decidió mudarse a Nueva Orleans y comprometerse de lleno con BanchaLenguas, impulsó al grupo a tomar más en serio sus estructuras y alejarse de los límites borrosos entre el trabajo y la vida social en los que habían dependido anteriormente.
La elección de evocar a Bulbancha en el nombre del colectivo fue un momento catalizador para el grupo. Era una aspiración y, en cierto sentido, una forma de que el grupo se mantuviera responsable ante sus valores y el compromiso con su comunidad, especialmente como un grupo cuya mayoría era gente que se había trasplantado a la ciudad. Sabina dice, “Sabíamos que íbamos a tener que desarrollarnos para estar a la altura. Nos motivaría para aprender más y sería una brújula para nuestra toma de decisiones, planificación estratégica y visión”.
Hacia dónde va
Dada la expansión del trabajo a mundos virtuales durante la pandemia del COVID-19, BanchaLenguas ya no trabaja solo presencialmente en Nueva Orleans. Mucho del trabajo del colectivo ahora es en línea y algunas de las ubicaciones de sus miembros han cambiado. También están en un punto en el que se sienten cómodes asumiendo compromisos a largo plazo, segures de que seguirán existiendo en el futuro cercano.
El colectivo está entusiasmado por su reciente colaboración con una escuela local y explora la posibilidad de capacitar a jóvenes negres, indígenas y racializades que eventualmente puedan participar y liderar el trabajo de justicia lingüística a nivel local. A medida que el colectivo piensa en atraer nuevas personas en general, quieren desarrollar una mayor claridad sobre lo que significa ser miembro y si se establecerán como una cooperativa o alguna otra entidad híbrida.
Recuerdan cómo era cuando dependían de sus relaciones personales y quieren ofrecer algo distinto a las personas que ingresen al colectivo. Ahora, BanchaLenguas está trabajando internamente para poder “invitar a las personas a ser miembros de un hogar organizado, lindo y acogedor” repleto de estructuras claras y procesos articulados colectivamente.